Alicia en el país de la filosofía, Año II, Número II, Nov-Dic 2016
El proceso de
progresiva mitologización en la música contemporánea argentina[1]
Resumen:
En algunas manifestaciones de la música contemporánea argentina se produce
la mediación de dos tradiciones diferentes. Una de estas tradiciones se enmarca
en la cultura occidental caracterizada por el predominio de la racionalidad, y
la otra pertenece a las culturas originarias americanas en las que prevalece su
carácter mítico-ritual-religioso. Se trata de dos culturas que aportan rasgos y
características divergentes que pueden llegar a ser antagónicos o
contrapuestos, de cuyo encuentro resulta que una de ellas, la cultura
occidental, se ha establecido como dominante.
Desde el punto de vista de una teoría crítica de la cultura tendremos en
cuenta el análisis de la dialéctica de mito e Ilustración de M. Horkheimer y T.W. Adorno, y especialmente los planteos
estéticos de este último. Es necesario, sin embargo, recontextualizar los planteos
de la teoría crítica en el ámbito geográfico-cultural latinoamericano tal como
lo planteó el filósofo argentino Enrique Dussel.
Finalmente
consideraremos la obra sinfónico-orquestal Popol
Vuh (1975-1983) de Alberto Ginastera inspirada en la cultura maya
originaria, y la obra Ritos ancestrales
de una cultura olvidada de Alejandro Iglesias Rossi en sus dos versiones de
1984 y 2009, destacando el proceso de progresiva mitologización que tiene lugar
en estas obras.
Abstract:
The mediation of two different traditions takes place
in some manifestations of Argentine contemporary music. One of these traditions
belongs to the Western culture, predominantly rational, and the other belongs
to Native American culture, with a prevailing mythical-ritual-religious
character. Having features and characteristics that may become antagonistic or
opposed, the clash of both these cultural lines has resulted in the
predominance of the Western culture.
From the point of view of Critical Theory of Culture,
we will consider the Horkheimer and Adorno’s dialectic of myth and Enlightment,
and specially Adorno’s esthetic theory.
However, the Critical Theory needs a reformulation in Latin America, as
Argentinian philosopher Enrique Dussel
has posed.
Finally, we will focus on the process of progressive
mythologyzation through the analysis of Popol
Vuh (1979-1983) by Alberto Ginastera, an orchestral-symphonic work inspired
in Native Mayan culture, and Ritos
ancestrales de una cultura olvidada by Alejandro Iglesias Rossi, in its two
versions (1984 and 2009).
Key words: Critical Theory-
musical aesthetics- Argentinian contemporary music
__________________________________________
Introducción
En algunas manifestaciones de la música contemporánea
argentina se produce la mediación de dos tradiciones diferentes. Una de estas
tradiciones se enmarca en la cultura occidental caracterizada por el predominio
de la racionalidad, y la otra pertenece a las culturas originarias americanas
en las que prevalece su carácter mítico-ritual-religioso. Se trata de dos
culturas que aportan rasgos y características divergentes que pueden llegar a
ser antagónicos o contrapuestos, de cuyo encuentro resulta que una de ellas, la
cultura occidental, se ha establecido como dominante.
Desde el punto de vista de una teoría crítica de la
cultura tendremos en cuenta el análisis de la dialéctica de mito e Ilustración
de M. Horkheimer y T.W. Adorno, y
especialmente los planteos estéticos de este último. Es necesario, sin embargo,
recontextualizar los planteos de la teoría crítica en el ámbito
geográfico-cultural latinoamericano tal como lo planteó el filósofo argentino
Enrique Dussel.
Consideraremos la trayectoria creativa del compositor
Alberto Ginastera poniendo de relieve su interés por la cultura americana
originaria, presente desde sus obras tempranas y que alcanza su máxima
expresión en la obra sinfónico-orquestal Popol
Vuh (1975-1983). A continuación
analizaremos la obra Ritos ancestrales de
una cultura olvidada de Alejandro Iglesias Rossi en sus dos versiones de
1984 y 2009, destacando el proceso de progresiva mitologización y ritualización
de la obra.
Adorno
y Max Horkheimer en la obra escrita conjuntamente Dialéctica de la Ilustración (D.I.) (1947) muestran cómo en el mito
ya hay indicios de ilustración, es decir, de instrumentalización de la razón,
al analizar ciertos pasajes de la Odisea de Homero, especialmente el pasaje
referido a las sirenas. La dialéctica de mito e ilustración en la cultura
occidental europea se orienta en un proceso de progresiva desmitologización. La
racionalidad científico-instrumental se absolutiza, convirtiéndose ella misma
en mito, y esto conlleva la recaída de la cultura occidental en la barbarie de
la Segunda Guerra Mundial.
El
filósofo argentino Enrique Dussel considera que Horkheimer y Adorno en D.I.
descubren la materialidad como corporalidad viviente y se proponen rescatar la
vida directamente, sin relacionarla con la autoconservación desde un punto de
vista racional. El análisis crítico, entonces, se focaliza en la materialidad
negativa, en los efectos negativos del sistema dominante que se exteriorizan en
el dolor y la miseria. El sistema imperante, que se presenta y afirma como
positivo, oculta la negatividad que está a su base. Tal como Adorno expone en
su Dialéctica negativa (1966), el
punto de convergencia de lo materialista y lo crítico es la praxis
transformadora de la sociedad. Dicha praxis transformadora tiene como fin
suprimir el sufrimiento, hacer desaparecer el sufrimiento físico hasta en el
último de sus miembros (Adorno, 2005: 190-192).
Los
pensadores de la Escuela de Frankfurt toman como punto de partida de su teoría
crítica a la víctima material que es una consecuencia negativa del autoritarismo,
del capitalismo, del machismo. Si esto se replantea desde una filosofía crítica
latinoamericana, como lo es la filosofía de la liberación propuesta por Dussel,
el contexto geográfico-cultural conduce a reconocer también como víctima a la
negatividad material del colonialismo. Para los teóricos frankfurtianos la
víctima era el obrero, el judío perseguido, el ciudadano bajo el nazismo, la
mujer; en tanto que para una filosofía crítica latinoamericana, el punto de
partida lo constituyen las víctimas de un sistema mundial globalizado desde
1492. Este sistema incluía la hacienda latinoamericana que explotaba al indio,
la mita que extraía la plata de las minas, las plantaciones con esclavos del
África, las indias amancebadas con el conquistador, los niños educados en el
cristianismo, etc.. Dussel señala que Adorno y Horkheimer criticaron el
racionalismo instrumental de la ilustración pero no lograron considerarla como
un movimiento cultural y filosófico que, desde la perspectiva del capitalismo
colonialista y desde la pretensión de universalidad de la cultura europea,
condujo al eurocentrismo. El eurocentrismo u occidentalismo, tal como señala
Dussel, se instaura como una "meta-categoría sutilmente invisible".
(Ver Dussel 2007: 339)
Adorno,
al interpretar los episodios de Odiseo en D.I., los denomina "documentos
representativos de la civilización burguesa occidental" (Horkheimer,
Adorno, 2003: 56) y muestra cómo la autoconservación del sujeto está mediada
por su autoalienación. Odiseo en el pasaje de las sirenas, adoptando una
actitud racional, ejerce el dominio sobre sí mismo y sobre lo otro, quedando la
naturaleza interna y externa a su disposición. En D.I. se afirma que "toda
reificación es un olvido" (Horkheimer, Adorno: 275) y que sólo en el arte
se puede salvar el pasado como viviente, es decir, que la historia como
representación de la vida pasada pertenece al arte (ibid.:86). En Filosofía de la nueva música, al
considerar la música atonal de Schönberg, Adorno interpreta a la disonancia
como la expresión directa del "ello" en sentido psicoanalítico, de lo
pulsional, lo cual supone rescatar la corporalidad viviente. Así muestra cómo
en las obras musicales puede producirse el recuerdo de la naturaleza en el
sujeto. En las obras de arte tendría lugar, entonces, el recuerdo de lo
reprimido y reificado en la sociedad.
Adorno,
en su Teoría estética (1969),
considera que si bien toda obra de arte surge en un contexto histórico-social
determinado, y en este sentido es producto de y refleja este contexto, puede el
arte también oponerse a la sociedad, y es por esta oposición que el arte se
convierte en autónomo (Adorno 2004:15). Adorno se refiere fundamentalmente a la
situación del arte en la sociedad industrial del capitalismo tardío en la cual
el desarrollo de la industria cultural pone en riesgo el carácter artístico del
arte y su autonomía.
En
el ámbito de la música académica argentina, las culturas originarias por su
carácter mítico-arcaico serían aquello reprimido, negado, ocultado y olvidado.
Nosotros tomaremos como punto de partida las consideraciones de Adorno, para
reflexionar acerca de dos obras cercanas en el tiempo: una de Alberto Ginastera
compuesta durante los años 1975 a 1982, y otra de Alejandro Iglesias Rossi que
data del año 1984. Se trata de dos compositores que se han formado en
instituciones académicas, pero que han tenido una especial sensibilidad y una
actitud de apertura hacia lo americano. Esta inclinación compartida los conduce
a considerar fuentes amerindias del pasado como motivo de inspiración.
En la obra de Alberto Ginastera desde muy
temprano se evidencia su inquietud hacia lo americano. Así, en el ballet Panambí
op. 1, luego transformado en suite (op. 1a) y como tal estrenada en 1937,
el motivo de inspiración fue una leyenda guaraní. En el año 1947 compone una
obra orquestal (op. 17) titulada Ollantay
(tres movimientos sinfónicos), basada en un relato de procedencia incaica. En
el año 1960 compone la original Cantata
para una América mágica (op. 27), para soprano dramática e instrumentos de
percusión, incluyendo 53 instrumentos algunos de origen latinoamericano, obra a
la cual el propio compositor considera como una recreación de las
civilizaciones precolombinas con los medios y las técnicas musicales contemporáneos
(Schwartz-Kates 2010: 10-11). El texto consiste en una reelaboración poética en
español a partir de relatos quechuas realizada por la primera esposa del
compositor, Mercedes De Toro.
En
una entrevista tardía realizada por la pianista Lilian Tan a Ginastera, el
compositor se refiere a la periodización de su producción y especialmente a su
última etapa:
Pienso que
no hay tres, sino dos [períodos]. Al primero lo llamaría tonal y politonal.
Luego un segundo período donde usé atonalidad. Pero en este momento estoy
evolucionando… volviendo a la América primitiva de los mayas, de los aztecas y
de los incas. Esta influencia en mi música la siento no como folclórica, sino…
como un tipo de inspiración metafísica. En cierto modo, lo que he hecho es una
reconstitución del aspecto trascendental del mundo antiguo precolombino[2].
El Popol
Vuh (op. 44) (1975-1982) de Ginastera es una obra sinfónico-orquestal
basada en el antiguo texto sagrado de los mayas. La obra ha quedado inconclusa,
compuesta por siete movimientos acabados - con una duración de 26 minutos- y un
octavo movimiento del que solo han quedado bocetos para la percusión[3]. Había sido encargada por Eugene Ormandy y la
Orquesta de Filadelfia en el año 1975, sin embargo la obra queda inacabada al
morir el compositor en el año 1983 y será estrenada finalmente en el año 1989
por la Orquesta Sinfónica de St. Louis bajo la dirección de Leonard Slatkin.
Cada uno de los ocho movimientos proyectados posee un título que señala los
diferentes momentos de la creación del mundo según el relato maya: I. La noche
de los tiempos, II. El nacimiento de la tierra, III. El despertar de la
naturaleza, IV. El grito de la creación, V. La gran lluvia, VI. La ceremonia
mágica del maíz, VII. El sol, la luna y las estrellas, VIII. El nacimiento de
la humanidad. Estos movimientos corresponden a un breve resumen de la primera
parte del libro sagrado maya referido a la creación en idioma inglés que está
citado al comienzo de la pieza[4].
Ginastera,
quien desde su niñez se había sentido cautivado por la civilización maya,
escribió en una carta dirigida a Ricardo Mutti en 1982:
El Popol Vuh que estoy escribiendo para su
orquesta se está aproximando al fin. Entre todas mis obras, esta es la que ha
requerido más cantidad de tiempo para su composición. Verdaderamente
corresponde a un deseo ambicioso de crear una obra impresionante e importante.
Se origina en la primera civilización de
los indoamericanos, un tema que ha sido mi pasión y me ha encantado desde mi
niñez[5].
Esta
obra constituye, de algún modo, la culminación de todos los intentos del
compositor por plasmar musicalmente el mundo y los mitos de las civilizaciones
precolombinas. Compuesta para gran orquesta[6],
se destaca una gran cantidad de instrumentos de percusión, que incluye
instrumentos indígenas como bongos, maracas, güiro, etc. El lenguaje musical es
disonante, utiliza la música aleatoria, incorporando técnicas y recursos de vanguardia como, por
ejemplo, el cluster; pero también recurre a melodías pentatónicas y a un fraseo
claro. En esta obra se produciría una síntesis de las técnicas y rasgos de la vanguardia
con el sentido lírico y la intensidad rítmica, que deriva de lo americano,
característicos de Ginastera.
Ginastera,
más allá de su intención metafísica y su recreación artística del texto
sagrado, logra desocultar y presentar el antiguo mundo de los mayas. Si se
indaga en la historia de la transmisión del Popol Vuh, tal como lo expresa
Dussel, se pone de manifiesto el primer proceso de alienación en América: el
indio y su mundo son incorporados a la totalidad hispanoamericana y puestos al
servicio del dominador (ver Dussel 2006: 188).
Una
de las naciones indígenas más importantes que habitaban la actual Guatemala
cuando Pedro de Alvarado llega en 1524, era la de los mayas kí-chè. En tiempos
anteriores a la era cristiana los mitos de los kí-chè se transmitían oralmente,
luego inventan una escritura de tipo jeroglífica que contenía caracteres y
letras, la cual solo podía ser descifrada por sacerdotes y sabios. Escribían en
papel amate plegado en forma de fuelle, utilizando tablillas como tapas a la
manera de un libro. Alvarado, luego de sangrientas batallas, somete a los
kí-chès quemando la ciudad capital de Utatlán y a los reyes. En estas
circunstancias se perdieron la mayoría de los escritos, entre ellos el Popol
Vuh, y desaparecieron los sabios e intelectuales kí-chès que podían interpretar
y transmitir los contenidos complejos y abstractos de esta obra. Un indio
kí-chè anónimo, que había aprendido a leer y escribir en idioma español,
transcribe en 1550 el texto en kí-chè del Popol Vuh utilizando el alfabeto
fonético del castellano. Esta es la única manera en la cual pudo reescribirse
el texto, ya que se había perdido la escritura kí-chè originaria. Este escrito
contiene el relato cosmogónico, antiguas tradiciones del kí-chè, la historia de
sus orígenes y la cronología de sus reyes hasta el año 1550. Un siglo y medio
más tarde, en el año 1690 el padre Francisco Jiménez, de la orden dominica,
quien residía en Santo Tomás Chichicastenango toma contacto con el Popol Vuh
transcripto en kí-chè. El padre Jiménez, que era lingüista y conocía la lengua
kí-chè por estar en contacto con la población, realizó una copia del texto y
una traducción al castellano. El documento original escrito por el indio kí-chè
se ha perdido, actualmente solo se conserva la copia del padre Jiménez
(Anónimo, 2012: 85-90).
La
traducción al español más difundida es la realizada por Adrián Recinos, bajo el
título Popol Vuh. Las antiguas historias
del Quiché en el año 1947, la que seguramente leyó Ginastera. Si bien el
texto original carece de divisiones en partes o capítulos, Recinos divide el
texto siguiendo la traducción al francés del abate Charles Etienne Brasseur de
Bourbourg, publicada en 1861 en París (ibid.: 20).
En
el año 1979, Adrián Inés Chávez (1904-1987) realizó una traducción del texto
que difiere de las anteriores puesto que, al haber pertenecido al pueblo
kí-chè, lo guió una intención descolonizadora. Para su traducción realizó una
transcripción del original recurriendo a un alfabeto complementario diseñado
por él mismo, compuesto por siete consonantes y dos tildes propiamente kí-chè,
lo cual permite lograr una mayor precisión en el significado (Anónimo, 2007:
9-10). La tituló Pop Vuj. Libro del
tiempo. Poema mito-histórico kí-che, dado que la palabra Pop significa
tiempo y es el nombre del primer mes del calendario maya y la palabra Vuj
significa libro, papel, escritura (ibíd.: 24-25).
Ritos ancestrales
de una cultura olvidada fue compuesta por Alejandro Iglesias
Rosssi en el año 1984[7] y estrenada ese mismo año en la Sala
Filarmónica de Varsovia. La obra para
mezzosoprano y 6 (o 4) percusionistas está basada en antiguos textos quechuas,
los cuales son incorporados en su idioma original, transcriptos mediante el
alfabeto castellano en la partitura. La composición se despliega en ocho
instancias: 1. Plegaria al alba; 2. Invocación ritual (y eco inmemorial); 3.
Danza de la tormenta: I. Danza, II. Canción; 4. Eco del eco; 5. Jailli de la
siembra; 6. Recuerdo (de la danza de la tormenta); 7. Rito del triunfo; 8.
Plegaria final (y eco muriente). En la edición de la partitura los títulos
están en idioma inglés y se ofrece en las páginas introductorias el texto en
quechua y su traducción al inglés.
El
título de la obra es revelador fundamentalmente en dos aspectos. En primer
lugar, pone de manifiesto la condición de la obra misma, es decir que
consistiría en una presentación de ritos o momentos rituales, por lo cual ya no
puede ser clasificada de manera adecuada según las formas y géneros
tradicionales de la música occidental. Además el título saca a la luz el hecho
de que la cultura quechua sufrió el
olvido impuesto después de la colonización, como tantas otras culturas
originarias. Asimismo, la presencia de la lengua quechua con sus peculiaridades
le aporta a la obra su intensidad sonora y expresividad.
En
el año 1985 Iglesias Rossi recibe el Premio de la Tribuna Internacional de
Compositores por Ritos Ancestrales y
es considerada como "una obra maestra del siglo XX" por el Consejo
Internacional de la Música de la UNESCO. No obstante, existe otra versión de
Ritos ancestrales, elaborada ya en el siglo XXI, fruto de la evolución del
compositor quien ha profundizado en la relación entre el arte y lo sagrado en
las culturas originarias de América.
Iglesias
Rossi manifiesta haber experimentado en su propia formación la situación
alienante a la que están sometidos los compositores latinoamericanos: la
referencia constante a paradigmas extraños que pueden conducir al desarraigo físico y cultural, y en última
instancia a una insatisfacción en la creación. El compositor remite al
pensamiento de Simón Rodríguez quien era consciente de la dependencia cultural
y así lo expresaba: "Véase a la Europa cómo inventa/ Y véase a la América
cómo imita./ América no debe imitar servilmente sino ser original."
En
el año 2004 Iglesias Rossi y la Licenciada Susana Ferreres - especialista en
iconografía y gestualidad corporal- fundan la Orquesta de Instrumentos
Autóctonos y Nuevas Tecnologías (OIANT) de la Universidad Nacional de Tres de
febrero. En la OIANT confluyen tres vertientes: la investigación histórica
etnomusicológica para rescatar los instrumentos nativos de las culturas
olvidadas, los aportes de la vanguardia musical contemporánea instrumental y
electrónica, y la investigación iconográfica de las culturas autóctonas para el
desarrollo de un arte iconográfico y una gestualidad corporal contemporáneos.
La
OIANT fue creada con la intención de otorgarle a los instrumentos nativos de
América la misma "dignidad ontológica" que a los instrumentos
heredados de la tradición europea y los resultados de los desarrollos de la
tecnología digital. Sus integrantes son a la vez creadores y ejecutantes, lo
cual implica la pérdida del límite entre el conocimiento teórico, la creación y
la praxis instrumental. El trabajo en la OIANT es interdisciplinario abarcando
luthería, realización de máscaras, creación y entrenamiento corporal. La música
y la coreografía pueden ser creadas individual o colectivamente, y esto depende
de cada obra en particular. Iglesias Rossi considera que, en tanto Director de
la OIANT, tiene que lograr que las diferentes disciplinas abordadas se
transformen en una unidad integral; en esta tarea lo orientan dos conceptos
claves: ritualidad y sacralidad.
La
utilización de instrumentos nativos pone de manifiesto el origen sagrado y
ritual de los mismos. No se trata, sin embargo, de intentar volver a las
ejecuciones del pasado, porque esto es imposible, sino de tomar contacto con la
cosmovisión y el mito a los cuales perteneció el instrumento para luego
producir una recreación personal de la ejecución. Iglesias Rossi considera que
la orquesta no se reduce a ser un simple museo de instrumentos, sino que
lograría ser un "museo viviente". Si bien los ejecutantes transitan
por el conocimiento etnomusicológico del instrumento, no se detienen allí, sino
que apuntan a una recreación personal que haga revivir a los instrumentos.
La
nueva versión de Ritos ancestrales que data del año 2009, carece de partitura.
Iglesias Rossi la reorquestó en los ensayos de la OIANT y los músicos la
aprendieron de memoria. El compositor aclara que no juzgó necesario plasmarla
gráficamente porque no hay otra orquesta que pueda reproducirla. El propio
compositor la considera como la versión definitiva.
En
esta última versión los instrumentos de percusión son reemplazados en gran
medida por instrumentos de percusión autóctonos y se incorporan cinco
intérpretes femeninas vestidas con túnicas que despliegan una coreografía. Dado
que prescinden de la partitura, los intérpretes han debido internalizar la obra
hasta memorizarla, lo cual tiene como consecuencia una intensificación de la
gestualidad y, por lo tanto, del aspecto ritual de la obra.
Especialmente
notable es la transformación que se produce en la parte 3. Danza de la
tormenta, que a su vez se subdivide, en
I. Danza que se encarna en la coreografía de las cinco intérpretes, y II.
Canción en la que no sólo hay una voz solista sino que hablan y cantan las
cinco intérpretes incorporando inflexiones propias del canto indígena.
La
teoría crítica de la Escuela de Frankfurt y la reflexión estética de Adorno
revelaban que la cultura occidental, incluidas algunas orientaciones de la
música contemporánea europea, se orientaba en un proceso de progresiva
racionalización, es decir, de desmitologización.
El
intento de reflexionar críticamente desde Latinoamérica, guiado por el
pensamiento de Dussel, nos permitió enfocarnos en los aspectos negativos
producidos como consecuencia de la colonización. Así, se puso de manifiesto la
negación de las culturas originarias y la necesidad de sacar a la luz sus
aspectos mítico-rituales. Tal como lo habían reconocido Adorno y Horkheimer en Dialéctica de la Ilustración, toda
reificación es un olvido y el arte es el ámbito donde se puede salvar el pasado
como viviente. En la música argentina contemporánea, y especialmente en las
obras de Ginastera e Iglesias Rossi a las que nos hemos referido, se produce en
diferentes grados esta vivificación del pasado de las culturas originarias. En este sentido, en Ritos ancestrales de una cultura olvidada de Iglesias Rossi en su
última versión, se intensifica esta vivificación del pasado por su carácter
ritual a través de la incorporación de coreografía y del abandono de la fijación en una partitura. Tendría
lugar, entonces, en esta sucesión de obras un proceso de mitologización que
culminando en la ritualidad iría en dirección contraria a la progresiva
racionalización técnico-instrumental propia de la cultura occidental europea.
Adorno,
Theodor W., Dialéctica negativa.
Trad: A. Brotons Muñoz. Madrid: Akal, 2005.
Anónimo,
Pop Wuj. Libro del tiempo. Poema
mito-histórico kí-chè, traducción del texto original de Adrián I. Chávez;
prólogo de Carlos Guzmán Böckler; nota preliminar y revisión de Adolfo
Colombres. Buenos Aires: Ed. Del Sol, 2007.
Anónimo,
Popol Vuh. Las antiguas historias del
Quiché. traducción del texto original, introducción y notas de Adrián
Recinos; estudio preliminar de Rodrigo Martínez Baracs, México: Fondo de
Cultura Económica (3° ed.), 2012.
Dussel,
Enrique, “Cultura imperial, cultura ilustrada y liberación de la cultura
popular”, en Filosofía de la Cultura y la
Liberación, Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2006.
Dussel,
Enrique, “Desde la Teoría Crítica a la Filosofía de la Liberación”. En: Materiales para una Política de la
Liberación. México: Plaza y Valdés Editores, 2007.
Ginastera,
Alberto, Popol Vuh para orquesta.
Boosey&Hawkes, 1993, partitura en línea disponible en:
<http://www.boosey.com>, consultado en marzo 2016.
Horkheimer,
Max, Adorno, Theodor W., Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos filosóficos.Trad:
Juan José Sánchez. Madrid: Editorial Trotta, 2003.
Iglesias
Rossi, Alejandro, Consulta personal por correo electrónico, 20 de marzo, 2016.
Iglesias
Rossi, Alejandro, Textos inéditos de diversa data facilitados por el
compositor.
Moya, R., My end
is my beginning : Alberto Ginastera's Popol Vuh and Panambí, tesis presentada para el Doctorado en The
Juilliard School, 2013. Facilitada por el autor.
Schwartz-Kates, Deborah, Alberto Ginastera: A Research and Information Guide. New York: Routledge,
2010.
[1] El
presente trabajo es una revisión del texto presentado bajo el título
“Reflexiones estético-críticas sobre lo americano en la música contemporánea
argentina” en el IV Congreso Internacional
“Artes en cruce”, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, 6 al 9 de abril
de 2016.
[2] Lilian Tan,
“An Interview with Alberto Ginastera”, American Music Teacher 33 (3), 1984, p.
7, citado en Schwartz-Kates 2010, p. 24.
[3] Para una
consideración de estos bocetos véase Moya 2013, pp. 41-44.
[4] Alberto
Ginastera, Popol Vuh, New York, Boosey &Hawkes,1985, p. 3, citado en
Moya, 2013, p. 20.
[5] Correspondencia
Alberto Ginastera a Ricardo Mutti, 24 de Marzo, 1982, Paul Sacher Stiftung,
citado en Moya, 2013, p. 25.
[6] La instrumentación
detallada en la partitura es la siguiente: 3 flautas (3ra duplicada por
piccolo), 3 oboes (3ro duplicado por corno inglés), 3 clarinetes en si bemol
(2do duplicado por clarinete en mi bemol, 3ro duplicado por clarinete bajo), 3
fagotes (3ro duplicado por contrabajo), 4 cornos en fa, 4 trompetas en do, 4
trombones, tuba, timbales, 3 percusiones, 5 bongos, 5 temple blocks, maracas,
güiro, platillo suspendido, xilofón, 5 congas, 5 woodblocks (caja china),
chocolho, reco-reco, sml. tam-tam, glockenspiel, bombo, redoblante, cuica, sml.
platillo suspendido, flexatono, 2 arpas, piano, cuerdas. (Ver Ginastera 1995).
[7] Existe un registro fílmico de la televisión francesa de la ejecución de Ritos ancestrales de una cultura olvidada en el año 1986, en la sala de la UNESCO, París, en el Festival Yehudi Menuhin, soprano: Oyo Lapierre, percusiones: Junge Deutsche Philarmonie, director: Peter Zimmermann; disponible en http://www.youtube.com/watch?v=y5yaxYie6Lc&index=18&list=PLOnhtlBxK-W_xtDTOkBt8kteqxO8qRNDs